Hace tiempo que llevo siguiendo un sencillo pero activo blog murciano: el blog del “IES Santa María de los Baños” de Fortuna. Transcribo una carta de una alumna que ha encontrado su SUPERPODER.
En el blog de este centro aparece una reflexión de una alumna que comparte con su orientadora, Manuela Zaragoza, una persona discreta, trabajadora y humana a la que siempre estaré muy agradecido por dedicarse durante unos días a mis alumnos de forma desinteresada.
Es una carta ilustrativa y motivadora de una ex-alumna suya de 19 años contando cómo descubrió su SUPERPODER y que transcribo a continuación:
Soy una estudiante de segundo de Fisioterapia y soy de aquí, de Fortuna. Manoli me ha pedido que os hable un poco de mí, ¿por dónde empezar? Ah sí, empezaré por el verano en el que entraba al instituto.
Recuerdo como una semana después de acabar el colegio mi abuelo me dijo que tenía que ayudar en uno de los dos negocios familiares con una frase bastante peculiar. Me dijo: “yo no alimento gandules, así que ya sabes”.
La verdad es que tenía para elegir o el supermercado de mis padres o la clínica de Fisioterapia de mi tía. Sinceramente no me llamaba la atención el supermercado, así que decidí ayudar a mi tía, y allí estaba yo con 11 años, a las 8 de la mañana, todos los días ayudando en lo que podía.
Los días pasaban y yo me fui enamorando de esta profesión, para mí ir cada día a la clínica era un regalo, algo que disfrutaba de una manera increíble. Por este motivo me propuse que tenía que estudiar Fisioterapia. Durante todos los veranos desde que empecé, me fueron enseñando a manejar los diferentes aparatos que se utilizan en Fisioterapia, a leer radiografías, a conocer de manera milimétrica el cuerpo pero sobre todo me enseñaron que lo más importante es la calidad de vida del paciente. Todo esto me enseño a valorar el trabajo y especialmente mis estudios.
Sabía que para poder entrar a la Universidad de Murcia y estudiar lo que amaba. Tenía que trabajar duro. Tenía que ganarme con estudio mi sueño, ya que Fisioterapia tenía una nota de corte de 9,4 sobre 14. Una nota de corte muy alta que tenía que ser capaz de superar.
Mis años de bachiller se resumieron en estudiar, estudiar, ir a la clínica y estudiar. En mis pocos ratos libres buscaba todo lo que podía sobre la carrera, sobre las asignaturas, sobre selectividad y por supuesto también me tomaba algunos ratos para relajarme.
Finalmente conseguí entrar en la carrera como habréis imaginado y solo tengo que decir que estoy muy contenta de estudiar lo que a mí me gusta y soy consciente de que todo el mundo no lo puede decir. Por eso si me lo permitís quisiera daros un consejo: luchad e interesaos por lo que queréis porque el tren solo pasa una vez y vosotros decidís si lo perseguís para cogerlo o se os escapa.
Espero que sigáis mi consejo y estoy segura de que seréis unos profesionales increíbles en el futuro.
Un saludo y mucho ánimo.
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