
El otro día en clase me explicaban los alumnos cómo elegían las materias: “si es fácil”, “por la nota”, “la que me gusta”, “si la elijen mis compañeros”,… Seguro que te suena. Explico aquí mi fórmula para decidir los estudios futuros.
Cualquier orientador tiene su fórmula “implícita” para tomar decisiones. En ella, se refleja de algún modo su concepción de la orientación y vocación: ¿se nace o se hace?, ¿cambia?, ¿es una guía?, ¿cómo influye la información?, ¿cómo decide el alumno?, ¿debe tener en cuenta las necesidades del mercado?, ¿cómo influyen los padres?,…
Descubro aquí mi fórmula. No es propia, sino extraída de varios autores y algo contrastada con la experiencia.

Los componentes de esta fórmula son:
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APTITUD (Ap). ¿Qué se me da bien? ¿Qué sé hacer? ¿En qué soy bueno? ¿Qué habilidades tengo? ¿Cuál es mi talento?
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VOCACIÓN (V). ¿Qué me gusta, interesa y atrae? ¿Con qué disfruto y soy feliz? ¿En qué me fijo y atiendo? ¿A qué dedico mi tiempo? ¿Con qué siento desaparecer el tiempo?
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ACTITUD (Ac). ¿Lo quiero? ¿Tengo confianza en mí mismo? ¿Tengo ilusión y voy a esforzarme por ello? ¿Hasta dónde estoy dispuesto a luchar?
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OPORTUNIDAD (O). ¿Lo puedo conseguir? ¿Cómo lo consigo? ¿Dónde lo encuentro? ¿Cómo y dónde me formo? ¿Qué tengo que hacer? ¿Qué se necesita?
Seguro que tienes tu fórmula secreta. ¿Cómo es? ¿Cuáles son los factores principales para ti?
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Posted on 10 junio, 2015 at 07:33 in Charlas, Reflexiones, Toma de decisión, Vocación | Feed RSS
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